Como
bien todos sabemos el mercado laboral en el sector periodístico
decrece progresivamente, al mismo tiempo que aumenta el número de
parados. Cada vez hay menos puestos de trabajo en este sector, aunque
no disminuya el número de alumnos matriculados en dicha carrera. Por
lo que cada año sale una cantidad ingente de alumnos a un mercado en
el que no solo cada vez hay menos empleo, sino que en el poco que hay
cada vez la situación es más precaria. Ésto se debe a bajos
salarios, pésimas condiciones laborales y un empleo que en pocas
ocasiones te permitirá superar el período de prueba, olvidándonos
por completo de obtener un puesto fijo, lo cual a día de hoy parece
más bien una leyenda. Por lo que se oyen cosas como la profesión
del desempleo o que en las facultades de comunicación se educan a
futuros esclavos.
En
el período de 2009, el número de parados en este sector era de 6668
demandantes de empleo y 5155 registrados en el paro, según el
servicio estatal de empleo público. Las cifras no solo son
impactantes, sino que suponen más del doble en el caso del paro
registrado que en 2008. Pero, la crisis continúa y no solo salen al
mercado periodistas que saben que no encontrarán trabajo en años,
sino que según informa APM, en 2010, el 25 por ciento de periodistas
han perdido su empleo por ajustes de plantilla, por despido, por
cierre o por ERE. Además las cifras aumentan si consideramos la de
periodistas que sin estar registrados en el paro, están desempeñando
otras funciones por no encontrar trabajo en la materia para la que
han estado cinco años preparándose.
Aquí
encontramos por tanto un desajuste entre el mercado universitario y
el mercado laboral y así lo a documentado Urbaneja, ya que en España
hay alrededor de 72.292 periodistas titulados y puestos de trabajo
solo para 30000 periodistas. Por lo que estos datos no solo crean una
frustrante lucha por acceder a esos puestos, los cuales resultan
insuficientes, sino que fomentan la precariedad de la que antes hemos
hablado, ya que las empresas periodísticas saben que pueden ofrecer
las condiciones mínimas a sus empleados, puesto que estos datos han
cambiado por completo al antigua visión del empleo, en la que se
luchaba por obtener un trabajo digno, por la nueva visión en la que
con las dificultades que el sector plantea, la único importante
sería tener trabajo, aunque las condiciones del mismo sean
deleznables. Desplazando así la preocupación del paro, por delante
de la preocupación por la baja remuneración.
Todo
ésto afecta por tanto también a la pluralidad periodística, ya que
las dificultades que plantea la búsqueda de empleo y el auge de las
preocupaciones económicas que ocasiona la crisis que asola nuestro
país, acaba cada vez más con la autocrítica, por poder ocasionar
ésta la pérdida del empleo que tanto se ansía, convirtiendo a uno
de los sectores más importantes de una civilización desarrollada,
como constituye el periodismo, en un sector de empleados que en la
mayoría de las ocasiones no les queda más remedio que someter su
ideología a la ideología impuesta, la cual no es más que una
ideología manipulada por completo por los poderes políticas y los
intereses de los más poderosos.
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